Come de esta fruta y nunca tendrás hambre. Come de esta fruta y nunca necesitarás nada más. Come de esta fruta y te sentirás satisfecha. ¿Alguna vez has oído hablar de esta fruta?
El fruto del Espíritu Santo, como lo llama Pablo en la Biblia, es el fruto que todos anhelamos intuitivamente pero que no sabemos cómo obtenerlo. Te mostraré cómo puedes conseguirlo.
Buscando el fruto
Cuando estaba lista para hacer cambios reales y duraderos para salir de una depresión profunda por la que yo estaba pasando, me acordé de los frutos del Espíritu Santo de cuando solía ir a la iglesia.
No recordaba exactamente cuáles eran esos frutos, pero recuerdo que eran buenos. Empecé a buscarlos y redescubrí que los frutos del Espíritu Santo son: Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad y Fidelidad.
En ese tiempo entendí que eran frutos separados, pero aparentemente es un solo fruto que lo tiene todo. Aún más interesante para querer saber más sobre ese fruto ¿no crees?
Después de que aprendí a conectarme con mi Espíritu fué cuando pude encontrar este fruto; y ahora puedo decir con seguridad que tu también lo puedes encontrar.
No recordaba exactamente cuáles eran esos frutos, pero recuerdo que eran buenos. Empecé a buscarlos y redescubrí que los frutos del Espíritu Santo son: Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad y Fidelidad.
En ese tiempo entendí que eran frutos separados, pero aparentemente es un solo fruto que lo tiene todo. Aún más interesante para querer saber más sobre ese fruto ¿no crees?
Después de que aprendí a conectarme con mi Espíritu fué cuando pude encontrar este fruto; y ahora puedo decir con seguridad que tu también lo puedes encontrar.
Crea el deseo por ese fruto
Aunque no sentí una onda invisible que viniera a cambiarme y que me trajera este fruto instantáneamente, mi deseo envió mi intención a la vida, al universo y a Dios, de que yo lo quería.
No te estoy invitando a que leas la Biblia ni a que vayas a la iglesia si no lo haces ya. Lo que te estoy invitando a hacer es que tengas el deseo y que establezcas la intención de querer encontrar y recibir el fruto del Espíritu.
Una vez que establezcas la intención, continúa por establecer una conexión más cercana con el Espíritu que realmente eres. Es entonces cuando podrás sentir esos maravillosos beneficios del fruto. Imagina lo maravilloso que sería sentir amor, alegría, paz, paciencia, y amabilidad todo-el-tiempo.
No te estoy invitando a que leas la Biblia ni a que vayas a la iglesia si no lo haces ya. Lo que te estoy invitando a hacer es que tengas el deseo y que establezcas la intención de querer encontrar y recibir el fruto del Espíritu.
Una vez que establezcas la intención, continúa por establecer una conexión más cercana con el Espíritu que realmente eres. Es entonces cuando podrás sentir esos maravillosos beneficios del fruto. Imagina lo maravilloso que sería sentir amor, alegría, paz, paciencia, y amabilidad todo-el-tiempo.
Conectando con el Espíritu
Cuando digo que establezcas una conexión con el Espíritu que ya eres, hablo de ese Espíritu que hace que tu cuerpo se mueva, que tus ojos parpadeen y que tu corazón lata. Quiero dejar en claro que yo nunca hablo de religión; esta conexión de la que yo hablo está más allá de eso.
Ahora, ¿cómo haces esa conexión con el Espíritu? Bueno, pones tu humanidad a un lado por unos minutos varias veces al día, muy simple ¿verdad? Lo sé, simple pero a veces no tan fácil. Pero con la práctica constante, sé con certeza que puedes hacerlo.
Esto se logra haciendo lo siguiente: calma la mente para que no la escuches, permite que tu cuerpo se relaje e incluso se duerma sin que tú te quedes dormida, y no prestes atención a las emociones negativas que puedas estar sintiendo en ese momento.
Hay muchas maneras de hacer esta conexión y aquí hay algunas que puedes tratar:
Elige uno y empieza por allí. Si el que escojiste ese no te funcionó hoy, no significa que nunca te va a funciona; puedes volver a intentarlo después. Sólo tienes que elegir uno y empezar hoy, o continúa haciendo lo que ya sabes que te funciona.
Ahora, ¿cómo haces esa conexión con el Espíritu? Bueno, pones tu humanidad a un lado por unos minutos varias veces al día, muy simple ¿verdad? Lo sé, simple pero a veces no tan fácil. Pero con la práctica constante, sé con certeza que puedes hacerlo.
Esto se logra haciendo lo siguiente: calma la mente para que no la escuches, permite que tu cuerpo se relaje e incluso se duerma sin que tú te quedes dormida, y no prestes atención a las emociones negativas que puedas estar sintiendo en ese momento.
Hay muchas maneras de hacer esta conexión y aquí hay algunas que puedes tratar:
- Meditando (en silencio, guiada, contemplación, con música, etc.)
- Relajándote (caminar, bañar, cocinar, lavar los platos, etc.)
- Orando (ponerlo en las manos de Dios, agradecer, apreciar, etc.)
Elige uno y empieza por allí. Si el que escojiste ese no te funcionó hoy, no significa que nunca te va a funciona; puedes volver a intentarlo después. Sólo tienes que elegir uno y empezar hoy, o continúa haciendo lo que ya sabes que te funciona.
Gracia es el espíritu maravilloso que impregna cada fibra de nuestro ser cuando practicamos los frutos del espíritu: La amabilidad, la paciencia, la comprensión, perdón, el amor, la gentileza, el compañerismo y el aguantar” -Edgar Cayce
El fruto del Espíritu es el resultado de que uno esté en un estado de alineamiento completo con la Fuente; en completa alineación con Dios; en completa alineación con quien realmente somos ¿Qué estás dispuesta a hacer para obtener los beneficios de este fruto? Déjamelo saber en los comentarios a continuación.
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